viernes, 21 de abril de 2006

Murphy siempre gana

Ella era como era. Muy buena persona pero su vida giraba alrededor de ella misma. Estoy segura de que si hubiera sido un tío sería un metrosexual. Digo esto porque aquí se pasa del macho ibérico al metrosexual que da gusto, pero como en todos hay opiniones variadas. Pero pienso que en el equilibrio está la virtud. Ni una cosa ni la otra en su máxima expresión.

A lo que iba. Con la magnífica edad que tenía estaba en ese período de niñata madura que no sabes cómo te va a sorprender. Estaba en el mejor momento de su vida. O eso creía ella. Y yo también. Me demostró que era una fiel seguidora de la Ley de Murphy, yo creo que como todos los que topamos con dicha ley en muchos momentos de nuestra existencia. Ya sabéis, eso de enfatizar las cosas negativas y pensar que si algo puede salir mal, saldrá mal. Y si no pensad en cuando se os cayó la tostada recién untada de mantequilla ¿de qué lado cayó? Del que no debía. Efectivamente, tuviste que prepararte otra. Y seguramente ya no quedaba pan de molde, por lo que al final acabaste comiéndote una manzana, que además de más sana está más buena.

Estaba en casa, sentada junto al televisor. Ese aparato que sólo merece la pena ver a muy determinadas horas. Como no le convencían las estupideces que se estaban contando apagó el cacharro y se fue a ver su correo electrónico. Tienes 15 mensajes. Guauuuuu. ¡¡¡15 mensajes!!! ¿de quién serán? ¿será él? ¿o no será? Todo eso lo pensó mientras se abría la página. Su cara era como cuando yo voy a comprar ropa…¡emocionada! Poco a poco la emoción se esfumó: “Ah, éste es uno de reenviar. Y éste. Éste de mi hermano para reenviar. Y de mi prima. Y el boletín de siempre. ¿Ya está?”. Bueno. Se quedó un rato navegando por las páginas que más le suelen interesar y que ve unas diez veces al día.

Había quedado con una amiga dentro de tres horas. Aún quedaban tres horas. Se aburría. Estaba esperando una llamada desde el fin de semana pasado. Es lo que tiene dar el teléfono a un extraño porque nunca se sabe si su estado era el más idóneo para dar el teléfono móvil, pero se arriesgó y ahora estaba histérica.

La chica se levantó un momento a beber agua y a estirar las piernas y juuuusto en ese momento sonó el teléfono. Otra vez la Ley de Murphy. Lo peor es que le llamaron desde un número oculto. Cuando volvió y miró el teléfono: ‘Una llamada perdida’. “No, no es posible, llevo toda la tarde aquí esperando y encima ahora ni lo oigo ni sé quién es". Su cabeza empieza a dar vueltas porque uno siempre, o casi siempre, espera una llamada. Otra cosa es que se produzca. Empezó a comerse la cabeza: ¿será él? ¿querrá que quedemos? ¿y si ya no me llama más? Pero afortunadamente tenemos ese lado “coherente” en nuestro cerebro que nos dice: ‘Tranquila, que cualquiera que te vea va a pensar que estás desesperada”. Pues no irá muy descaminado…

Quedaban dos horas y empezó a arreglarse. Que si la ducha, la siempre dura elección de la ropa, etc, etc, etc. Y luego coger el coche y después de diez vueltas, doce gorrillas (con suerte), tres del chaleco naranja y medio centro lleno de SARE y residentes, lo metió en el parking municipal. El alcalde lo ha conseguido de nuevo. Menos mal que ahora cobran por minuto.

Bueno, pues esta chica moderna de hoy, con sus gafas enormes al estilo Victoria Beckham (y otras tantas), su chaqueta de Massimo Dutti, su collar de los hippies, su maxi bolso y sus vaqueros iba monísima. Muy fashion. ¿Qué suele pasar en estas ocasiones? Que el pájaro no la encontró más que a ella en el centro de Málaga. Es lo que tiene este centro. Que o las palomas son asesinas o se cagan en ti. Con perdón, pero eso hizo la muy...

¡Oh, cielos qué horror! (¡Qué fatalidad!, que diría Edu --¡hola Edu!--) Pues sí. Corriendo fue al sitio donde las mujeres vamos más a lo largo de una noche, al baño, que no siempre está al fondo a la derecha, que aún recuerdo cuando una amiga fiel seguidora de esta directriz se metió en el almacén del bareto, entre whiskys y vodkas. Y salió corriendo la tía, como si hubiera visto a Jhonny Walker o a JB desnudos. La verdad es que nos podría haber llamado. Que por una copita gratis no pasa na. Desde luego que con amigos así los del club de los hipotecados vamos a salir poco… Menos mal que yo soy de nestea...

Cuando consiguió quitarse la…lo de la paloma, vaya. Se tranquilizó y se pidió un café.

Llegó su amiga, con la que había quedado y ¿sabéis qué es lo primero que le contó? Sin ni siquiera preguntarle un cortés ¿cómo estás? Sí, le contó que la guarra de la paloma se había cagado en ella. Y la amiga pensando en la Paloma, la compañera de trabajo con la que no se llevaba muy bien desde que le dijo que tenía un bolso igual que el suyo. La verdad es que algunas somos de malas, jaja. El malentendido se aclaró. Esta vez la Paloma del trabajo no había tenido la culpa. Era la otra, la cagona, la que pulula por la plaza de la Merced que parece Fernando Alonso en el circuito de Imola. Shiuuuuuuuuuuu….

Por supuesto se sentaron en la terracita a tomar el solecito, pero ella no se atrevía con el día que llevaba y se metió bajo la sombrilla. Qué bien estaban. Hablaron y hablaron y el tiempo pasó. Llegó la hora de cambiar de sitio. Sus amigos (hombres) estaban viendo el fútbol. ¿Obvio, no? Cuando quedaron todos juntos ellos empezaron con su emoción habitual: "Hemos perdio, el árbitro no veas, y el planteamiento ha sido malísimo. A todos los tenían que echar". Ahí es cuando sale el ‘hombre entrenador’ y ellas intentando integrarse decían, de boquilla para fuera: “Hay que ver, es que desde luego, vaya con los árbitros”, por dentro pensaban: “umm, a mí qué leches me importa”. Cuando se les pasan las ansias por el deporte rey, por fin, tienen la delicadeza de preguntarles qué han hecho, pero no profundizan mucho más. Ahora, es la carrera de mañana de Alonso la que ocupa su tiempo. O la tía que pasa. Más esto. Ahí es cuando ellas, como todas nosotras, tienen dos opciones: O les mandan a tomar por saco un rato o miran y dicen exactamente lo mismo pero con un tío. Vaya tío. Lo mejor es si conoces al tío buenorro: “Hombre, qué tal” y él, nada más vernos, nos pregunta: “¿Cómo estáis? Aparte de guapas”…ya nos ha ganado. ¡Eso es un hombre!


Pues así anduvo toda la noche (ay, Dios mío, y el coche en el parking, me van a clavar, pensaba). Y algún que otro bailecito tranquilo, nada de extravagancias en lo alto de la barra. Eso ya no se lleva. Estaba cansada. Menos mal que mañana era domingo. Qué bien. Hasta que se despierta. Lo peor de la semana son los domingos por las tardes ¿No os aburrís? Es un día supertonto. Excepto en verano. ¡Que llegue el verano!
Bueno, la noche terminó de día. Es lo que tienen los sábados, que te acuestas en domingo.

Pd.- Si por alguna extraña razón me leéis hoy no os olvidéis mañana de ir a partir de las 23.00 horas a Phatua, en la calle Correo de Andalucía, en Málaga, que tocan nuestros compañeros periodistas. 'Variables'. Disfrutad. Son buenos. Ya os hablaré algún día de sus conciertos.

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