Hoy es un día triste si nos remontamos a un año atrás. Hoy, 31 de mayo, hace justo un año que se cerró una etapa de mi vida profesional. El último día en el que el Correo de Málaga salió a la calle. No sé si os acordáis. Su historia ha sido, o fue, corta. Tan sólo duró 18 meses pero por lo menos estuvo en el panorama periodístico malagueño. Y la ilusión del día en que salimos a la calle. Qué subidón nos dio ver algo nuestro ahí al alcance de todos. Esa ilusión siguió. Y es con lo que tenemos que quedarnos, con esos días en los que disfrutamos, nos mosqueamos, aprendimos, reímos, cantamos (sí, cantamos) y escribimos, y mucho...
Yo, personalmente, creo que se equivocaron con la decisión. Con el poder del grupo que teníamos detrás se podría haber tenido más perspectiva. Un ejemplo, si estaban llegando los gratuitos y nos estaban haciendo “daño”, ¿por qué no nos convertimos en uno de ellos? Pero no hay que darle vueltas. Mucha gente me ha dicho que si pasó fue porque algo mejor estaba por venir y que no es bueno vivir de recuerdos. En esto último estoy de acuerdo a medias y respecto a lo primero, cuando uno lo está pasando mal esas palabras no consuelan aunque sí se agradecen.
Lo que está claro es que allí había muy buenos profesionales que hoy, poco a poco, han ido, o nos hemos ido, recolocando allá donde hemos podido. Hace un año recibí el apoyo de mi gente, como siempre, porque los que me conocen saben que para mí no fue nada fácil. Algunos no comprenden que pasarlo mal por el trabajo también es normal cuando parte de tu vida diaria la haces ahí. Y más en esto del periodismo. La verdad es que he tenido la tremenda suerte de haber estado a gusto en los sitios en que he trabajado.
De ese adiós del Correo me quedo con la gente con la que allí hemos compartido momentos, no sólo del peri sino también de la SER, Localia, las radiofórmulas, El País y los compañeros ruidosos de AS. Ha pasado un año, para mí muy intenso. Pero soy consciente de que también he tenido la suerte de no haber parado en esto que tanto me gusta gracias a La Opinión de Málaga, el Metro y el 20 minutos. Me dieron la oportunidad de seguir haciendo lo que me apasiona. Como la que aquel 2 de julio de 2001 me dio Europa Press donde me inicié en esto, me apasioné y donde he aprendido y espero que algún día pueda seguir aprendiendo. Porque no sólo del trabajo se aprende, también de las personas, y eso es quizá más importante. Y afortunadamente puedo contar con ellas. Gracias…personas…sabéis quienes sois. Y desde aquí mi pequeño recuerdo al Correo de Málaga y su gente.